El estado de la prostitución en Cataluña durante el coronavirus

Imagen del letrero de neón usado por un burdel

La ciudad fronteriza catalana de La Jonquera, un activo punto de cruce del tráfico entre España y Francia, es también el lugar de uno de los burdeles más grandes y también más conocidos de Europa, el Paradise. Con 2.700 metros cuadrados, cuenta con 80 espacios, además de ofrecer habitaciones para sus empleadas sexuales y los mejores vídeos pornográficos de cam4.

Inaugurado en 2010, este establecimiento cerró sus puertas el 13 de marzo, como lo hicieron muchos otros negocios en toda España después de que el gobierno anunciara el estado de alarma y presentara estrictas acciones de arresto para la población en una cita que consistía en la propagación del coronavirus. Las cerca de 90 mujeres que trabajan allí, según la cotización de una trabajadora sexual, se encontraron inesperadamente en la calle. “Estábamos literalmente paradas en la calle con nuestro equipaje en las manos“, afirmó.

El burdel está situado en los límites de La Jonquera, en un lugar lleno de enormes establecimientos de comida, gasolineras, supermercados, hoteles casino, resorts así como tiendas de sexo. La comunidad es hogar de muchos otros burdeles además del Paradise como resultado de su área, lo que lo convierte en un agitado centro de tránsito en todas las épocas del año.

Despidos

El dueño del club, José Moreno, ha declarado un sistema de alta a corto plazo, llamado ERTE, que el gobierno federal ha desarrollado especialmente para atender los resultados económicos del dilema del coronavirus.

El ERTE de Moreno influye en 69 empleados de Paradise, ninguno de los cuales son trabajadores sexuales. Independientemente de hacer uso físico de las propiedades, estas últimas no tienen ningún vínculo legal formal con la empresa, de la cual alquilan las áreas. En España, donde el enganche no está controlado pero el proxenetismo está prohibido, se conceden licencias a “clubes” que pueden funcionar como burdeles siempre y cuando las empleadas sexuales no sean empleadas directas del propietario.

“Estamos desesperados, como todo el mundo”, declaró Moreno en una entrevista telefónica el mes pasado. “El cierre es el remedio más efectivo: para las damas, para los clientes, para el personal… para cada persona.” Moreno ha estado operando en el servicio de burdeles durante varios años y también ha sido objeto de varias investigaciones penales. En 2012 fue condenado a 3 años de prisión por preferir la migración prohibida después de que se confirmó que traía damas de Brasil para prostituirse.

Condiciones de trabajo de las trabajadoras del sexo

Las trabajadoras del sexo del club Paradise pagan 80 euros por un espacio (75 euros de alquiler y también 5 euros más por la electricidad). Esta tarifa incluye 2 platos al día. Aquellas que bajen las escaleras hasta la zona del club después de las 18 horas tienen que pagar 90 euros más.

“El trabajo era muy pobre. Sólo trabajábamos dos días a la semana, pero aún así había que gastar para la zona. Conseguir esos 90 euros no fue fácil”, describe esta señora, que a pesar de su escenario descarta ir en contra de la normativa española al ejercer la prostitución en casas particulares.

¿A dónde van esas mujeres? ¿De qué servicios sociales dependen para su ayuda?” se maravilla Clarisa Velocci, de una asociación de asistencia llamada Genera que está dando asistencia telefónica a las trabajadoras del sexo influenciadas por las órdenes de arresto en España.

“Nos aseguramos de cubrir cualquier tipo de necesidad que puedan tener, ya sea de comida o de alojamiento”, dice la alcaldesa de La Jonquera, Sònia Martinez. La alcaldesa afirmó que hasta ahora la policía no ha localizado a ninguna de estas mujeres que residen en la calle, que tampoco han pedido ayuda.